Como si la Pintura pudiera ser tácitamente un unificador lenguaje universal de las invisibles estructuras -físicas- que existen en la realidad; el creador mexicano, afincado en New York, Rafael Vargas-Suárez (bajo la marca autoral de Vargas-Suárez Universal) “atraviesa, traspasa, secciona” -metodológicamente hablando- como lo hace un audaz observador que sobre sus hallazgos hablase, todos los sistemas visuales (o los posibles a ser visualizados) de la existencia actual, a partir de una especie de mapa mental de la realidad, que nos ofrece una perspicaz opción analítica del presente en continuos-nexos-relacionales.
Desde nuestro punto de vista, pocas veces un autor –sobretodo tan joven, aún cuando yo mismo he estado tan renuente a ver jalonada mis observaciones bajo el estigma de la novedosa juventud, o la marca histórica-generacional de la edad- ha podido conectar de una forma tan rotunda y unitiva todo aquello que le preocupa desde la noción de mapa, como lo hace la obra de VSU. Y este sentido de solidez, quizás tenga su naturaleza originaria en el momento justo en el que nace una “visión global del universo”, desde la perspectiva de su autor.
Rafael Vargas-Suárez nace en México, DF, en el año 1972, siendo muy joven cambió su residencia hacia los Estados Unidos, específicamente a Houston, donde creció cerca a la imaginería, la mitología y la palpable realidad de la NASA, para más tarde irse a estudiar en la Universidad de Texas, Austin, Astronomía e Historia del Arte, y luego trasladarse a Brooklyn (New York), donde actualmente vive y trabaja. No sin antes continuar sus estudios -esta vez- de Medicina, en su actual ciudad adoptiva. Esta mezcla de estudios que oscilan entre el saber científico y el pensamiento y el hacer humanístico, le han proporcionado a VSU una concepción bastante peculiar de su acontecer. Porque le arman -como al místico, o el religioso; sólo que esta vez: desde la óptica del pragmático científico- de un instrumental analítico y de un imaginario visual, ajeno al universo endogámico del campo del arte contemporáneo; lo cual le provee de cierta “distancia crítica” [como diría el discurso teórico] de las realidades por las cuales se desenvuelve el mundo artístico, a la par de acercarlo a él, desde un punto de mira de una profundidad distintiva. Digamos... que esta combinación en apariencias dicotómica, más que contradictoria, en Rafael, fue complementaria.
Omar Pascual-Castillo
Granada, España
2005
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