Sanllehi ha seguido muy de cerca el trabajo y las enseñanzas de los maestros del cinetismo, sobre todo de Carlos Cruz-Diez. Su obra se basa en los efectos ópticos ilusorios pero, en oposición al maestro caraqueño, las piezas de esta artista no se basan en el comportamiento vibratorio de los colores y evaden radicalmente todo cromatismo. Sanhelli utiliza el blanco como color único, lo que le permite superponer planos de material transparente en el que han dispuestos tramas y texturas. Por ello, su trabajo cobra una delicadeza inusitada basada en los juegos de transparencias; sus piezas llaman a la contemplación sutil, a la aprehensión de una atmósfera móvil en la que la estridencia no tiene cabida, y donde la sinuosidad se da la mano con la aparición, como cuerpos etéreos, de las formas geométricas.
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